Argentina es, sin duda, uno de los países referentes de la innovación tecnológica aplicada a la agricultura y a las economías regionales. Ferias como Expoagro o Agroactiva, por citar las de mayor concurrencia en el área, suelen reunir a miles de visitantes del país y del extranjero y su espacio público se torna epicentro de significativos negocios privados. INTA Expone, por otro lado, en tanto emprendimiento público, igualmente concita una importante atención. Para ese interesante escenario de innovaciones planteos como los que oportunamente desarrollaran Schumpeter (Teoría del Desarrollo Económico, 1967) o Rogers (Difusión de Innovaciones, 1962) dan cuenta de la lógica que podría explicar esa dinámica en virtud de los intereses de mercado y la competencia capitalista; a los que cabría agregar
las críticas de Mandel desde una perspectiva marxista (Las ondas largas del desarrollo capitalista. La interpretación marxista, 1986).

Pero en esta América Latina heterogénea y de procesos de desarrollos inconclusos, a decir de O. Fals Borda (Revoluciones inconclusas en la America Latina, 1968), lo que se concibe como innovación para algunos suele distar de lo que resulta una innovación para otros. En ese sentido, un caso interesante de innovación o en términos clásicos rogerianos de especie de re-invención o apropiación de desarrollos
tecnológicos para igualmente resolver problemas prácticos, lo constituyen los carros producidos por actores sociales que mediante la tracción animal ejercen diversas actividades de “refugio”. Actividades para solventar su vida y la de su familia en el cateo y reciclado de basuras, en el transporte de áridos, en el transporte de materias diversas o en la comercialización de frutas y verduras en las ciudades.

Nos referimos a los que denominamos actores rurbanos. Actores que residen en la ciudad pero sin embargo portan una historia de descendencia, valores, saberes y prácticas que bien se relacionan con lo rural. Actores síntesis entre lo urbano y lo rural que utilizan, crean y recrean tecnologías consideradas por muchos como obsoletas o anacrónicas, incluso no compatibles con la lógica del orden urbano vigente.

Descargar en PDF